lunes, 25 de febrero de 2008

chilango


Exiliarse en la Ciudad de México. Armando Enríquez Exilio. (del latín exillium.) 1.m. Separación de una persona de la tierra en que vive. 2. m. Expatriación, generalmente por motivos políticos. 3. m. Efecto de estar exiliada una persona. 4. m. Lugar en que vive el exiliado. (Diccionario de la Real Academia Española) Durante mi infancia y juventud fui testigo, como muchos otros mexicanos, de la migración a nuestro país de cientos de exiliados; Chilenos, argentinos, uruguayos. Rostros extraviados y de extraviados en lo que se hacían a las nuevas costumbres. Años después viviendo en una ciudad de provincia, un amigo pasando por la dolorosa fase de la separación, con el rostro extraviado, sentenció en la mesa de un restaurante: “No puedo vivir en la misma ciudad que vive la mujer a la que amo”. Así que una par de semanas después abandonó la ciudad en cuestión, en busca de un lugar para vivir. Es decir se exilió. En parte este amigo tenía razón, pues las pequeñas ciudades de nuestra provincia no permiten el terminar una relación de una manera sana, uno siempre se encontrará un tercero que contará las últimas historias de la mitad perdida. Eso sin contar las innumerables veces que uno se tropieza, encuentra o ve a lo lejos a la persona alguna vez amada; queda el caso extremo de con los años volverse punto de referencia por alguna circunstancia fortuita: “Él era el que andaba con la actual gobernadora, que tonto no quiso pedirle perdón y ahora mira, ella con treinta guaruras y el igual de jodido que siempre”, o “A ese lo abandonó la esposa y se fue con un norteño que conoció un día en un café donde lo estaba esperando y le dejó a los seis hijos, desde entonces anda como lelo”. Pero, para casi todos, es muy difícil abandonar el terruño con la idea de no volver pronto o tal vez nunca. A pesar de ello, la idea de ser exiliado para algunos encierra cierto encanto y nostalgia. Nosotros; habitantes de una de las ciudades más grandes del mundo no tenemos que preocuparnos por estas cosas. Vivimos, dado el caso, el mejor de los mundos posibles en nuestra majestuosa ciudad. Conocemos la geografía y sus fallas, mantenemos sitios favoritos y los iconos citadinos siguen allí para referencia común y a pesar de ello aún podemos sumergirnos en la nostalgia del desterrado metiéndonos en lugares nunca antes vistos dentro de la misma urbe. Sí no se quiere exagerar basta con sólo mudarse un par de cuadras en cualquier dirección y de pronto todo se vuelve nuevo y diferente. Nunca he sabido de nadie que abandone nuestra Ciudad por penas de amor, ni tampoco de alguien que se tope con su ex, a menos que lo tenga planeado. Es más fácil ser sorprendido o sorprender a la pareja en el engaño, que a la ex, así como así. Perderse en la ciudad es fácil, tan sólo hay que saber la hora, el día, y el lugar para caminar sin la preocupación de toparnos con algún conocido. De Tlalpan a la Roma, de la Moctezuma a Santa Fe, la ciudad es el mejor lugar si uno quiere sentirse exiliado; nuestra ciudad es en sí protagónica; todos los que en ella habitamos tenemos papeles secundarios, que sirven sólo para enmarcar sus calles. Sus fascinantes zonas no nos pertenecen. Hoy en día, ninguna embajada nos daría exilio bajo el pretexto de ser perseguidos políticos, hoy menos que nunca, cuando campesinos veracruzanos se pasean encuerados por los principales edificios gubernamentales, sin escandalizar a nadie, y los líderes universitarios se hacen viejos dentro del sistema jugando a no estar de acuerdo para no perder su identidad. Cuando las guerrillas duran doce días y se sientan a negociar la paz por 10 años y a publicar libros de ironías. ¿Qué país nos abriría sus puertas y que argumentos le daríamos a Amnistía Internacional para interceder por nosotros? Sufrir un exilio hoy en día, sólo se puede llevar a cabo en autofinanciamiento o con una beca del CONACYT u otra dependencia gubernamental: Pero entonces Amnistía Internacional intercederá inmediatamente en la repatriación porque no se puede vivir en condiciones tan humillantes. Total, si lo que buscamos es el exilio, en nuestra ciudad se encuentra la pregunta y la respuesta. Hace un par de semanas me encontré a un viejo amigo al que no veía hacía más de quince años, ni él, ni yo nos hemos ido de la ciudad, simplemente nuestros círculos de trabajo y de andar por la vida han sido diferentes. Fue un encuentro como de viejos exiliados que coinciden en un espacio neutro y nuestra plática se centró, cual exiliados, en los viejos tiempos y en los conocidos de antaño. Actualmente si uno se muda a ciertas zonas de la colonia Del Valle, de la Nápoles, en último de los casos de la Condesa puede sentirse en Buenos Aires o en Bogota, con fortuna te encuentras algunos narcos de poca monta originarios de Europa oriental y terminas aprendiendo un idioma diferente, incluso si tienes ganas de sentirte en Addis Abeba o en Bophal solo tienes que adentrarte en ciertas zonas de Iztapalapa donde después de ser asaltado y golpeado todavía te preguntarás en que dialecto hablaban tus agresores. Busca las agencias de modelos y haz fila en un casting, hasta puedes encontrarte a otro mexicano para sentirte minoría solidaria, en el mejor de los casos, porque en el peor al detectar que eres mexicano él te ignorará por completo, tal y como lo haría en el extranjero. La zona del hospital ABC y el Colegio Americano en Observatorio es inigualable para sentirse en East L.A. o siéntate un viernes por la tarde en el camellón de la calle de Horacio en Polanco a comer falafel y ver pasar a los Hasadim. Exiliarse en la Ciudad de México, es una más de las ventajas de la aldea global. Hoy en día no necesitas recibir descargas eléctricas en los genitales con picana para salir de tu país, es más no necesitas salir de tu casa para sentirte extranjero; sólo contrata Sky o Directv y activa los canales que tienen audio en inglés, sin subtítulos; deja en la memoria del control remoto Deustche Welle, Rai y Televisión Portuguesa como únicas opciones. Sí te quieres deprimir por momentos programa también Telemundo, suscríbete a un servicio de email con servidor y dominio en otro país, y sólo comunícate con tus amigos y seres queridos a través de él. Conserva tus credenciales de Sams y de Blockbuster ya que son internacionales. Trata de sólo pasear por lugares que te son desconocidos, sin arriesgar el físico.Siente como lo harías en cualquier lugar desconocido al que llegarás a vivir desconfianza por todo mundo (Perdón, se me olvidaba que eso es innato a todos nosotros, los chilangos), Viaja siempre solo; La frialdad de los chilangos ayuda a acrecentar el sentido de soledad y aislamiento. Evita usar el auto, camina, así descubrirás mil y un detalles de la ciudad que te harán sentir que no la conoces para nada. Pero lo más importante es que trates de recobrar el sentido de sorpresa y entonces trates de recordar en cada calle, avenida, edificio y centro comercial que era lo que estaba en ese lugar hace cinco años y entonces te darás cuenta de que lo quieras o no eres un exiliado posted by cernicalo at 6:50 AM Tuesday, March 30, 2004 Durante los últimos veinte años los Chilangos hemos tolerado el ardor y envidia de todos aquellos que siempre han queridos vivir en una ciudad y hemos tenido que sonreír cuando un grupo de simpáticos aborígenes de sus regiones, armados y en estado alterado nos dicen: “ Haz patria Mata un Chilango”. Valgan para todos ustedes las siguientes aclaraciones. 1.La Ciudad de México, como su nombre lo indica es la única ciudad en nuestro país y esto es tan cierto que su nombre en otros idiomas nos da la misma idea. Mexico´s City es el ejemplo más claro. Chilango: Se dice de aquel que nace en la Región de la Ciudad de México, sin discriminación de raza, sexo, religión, signo del RH, forma de conducir o aspiraciones políticas. 2. Uno es de la Ciudad de México sea de donde sea de la Comunidad de la Ciudad de México. Ya, ya sabemos que si eres de Zapopan no eres de Guadalajara. Pero aquí eres Chilango tanto si naces en San Cristóbal de las Casas como si vives en la Narvarte. Eres Chilango y punto. 3. Debido a lo anterior, la expresión "ir al pueblo" no es una frase despreciativa tintada de centralismo. El significado es "irse de vacaciones o pasar un fin de semana en el lugar de procedencia de la familia". Aunque tú sigas siendo Chilango, tus padres y hermanos pueden ser de cualquier otro sitio. Los pobres. 4. Es absolutamente falso que la Ciudad de México no tenga playa. Si no, visiten Acapulco o Cipolite durante cualquier periodo vacacional o puente. 5. La expresión "esta a la vuelta" se traduce por "esta a 40 minutos en coche o 60 andando", pero bueno ¿Tu sabes lo grande que es la Ciudad de México? ¿No te digo que la playa la tenemos en Acapulco? 6. Si vamos de visita a sus encantadoras comunidades provincianas y preguntamos si el mole que estamos comiendo es de metate, y en realidad es Doña María, no hagan chistes sobre el asunto. Ya nos gustaría verlos a ustedes en el Metro o afuera de la Torre Mayor. 7. Se pongan como se pongan los Regios, el metro de la Ciudad de México es el más bonito de México. Y ni crean que su macroplaza, con esa horrible fuente de Poseidón y su espectáculo de luces y sonido son alto diseño; tienen el buen gusto de un conductor de pesera al diseñar su cabina de conductor. 9. En La ciudad de México no llamamos “muebles” a los automóviles, ni virote a los bolillos; conocemos las tortas y jamás se nos ocurriría sumergirlas en salsa, sabemos que el picante va adentro del pan, tampoco tenemos que nombrar a nuestros alimentos con nombres repugnantes como carne masticada; distinguimos bien entre la comida y la mierda. 9. No se dejen engañar. Los que pronuncian "Ej que" en vez de "Es que", no son Chilangos. Provienen de los cinturones de miseria de nuestra gran ciudad, que es muy diferente, Aunque se ostenten como Jefes del gobierno. Aquí siempre ha habido clases hasta en los acentos. 10. No critiquen a los Chilangos porque se van todos los fines de semana de la ciudad porque no la aguantan. No, los que se van los fines de semana son los que NO SON DE LA CIUDAD DE MÉXICO y vuelven a casa. Los Chilangos salimos en Puentes. Dos días del fin de semana no nos alcanzan para llegar a los confines de nuestra ciudad. Porque eso sí, en la Ciudad de México no hay inmigrantes y si los hay, sus hijos son Chilangos. 11. Los Chilangos amamos nuestra ciudad, y nos encanta que todos la conozcan y vean la grandeza de México-Tenochtitlán, por eso les pedimos a todos aquellos que bajo el pretexto de venir a manifestarse en ella, vienen, dos y hasta tres veces al año, a ver que la gloria si existe, se abstengan de hacer cosas que en sus cándidas y moralinas provincias no se atreven a hacer como andar encuerados por las calles. También les recordamos que existen los baños, aquí no están en su casa donde se acostumbra defecar al aire libre. A los poblanos se les recuerda que las luces de las esquinas se llaman semáforos y sirven para regular el tráfico, pidan en las casetas de la autopista un instructivo. Recuerden a donde fueran hagan lo que vean. 12. La Ciudad de México fue fundada en el siglo catorce. Cuando los españoles llegaron se sorprendieron de la limpieza y organización de Tenochtitlan. Los Chilangos tenemos mucho de que sentirnos orgullosos, pero tú no, por favor quítale los colores payos a tus placas de Jalisco, que no es lo mismo ser el ombligo de la luna que un rió de mierda. 13. Por último la próxima vez que con ánimo de resentimiento o de odio digas; Haz patria mata un Chilango ten en mente dos cosas: Puedes estar matando a tu madre..., pues todos ustedes tienen familia Chilanga, y dos y más importante; ¿Qué sería de ustedes sin nosotros?... Sencillo no podrían participar y ganar en la Academia, Big Brother y otros reality. Mapa de la ciudad de México y sus alrededores.